Ser, Saber y Comprender


Comúnmente pensamos que quienes asisten a una universidad ya tienen mucho ganado. Pero si nos ponemos a analizar vemos que solo están almacenando conocimientos. Incluso nuestras diferencias entre teoría y práctica son escasas y limitadas. Porque el conocimiento práctico de una pequeña parte no es verdadero conocimiento. La tradición esotérica nos revela que existen diversas formas de ver la realidad y de vivirla. La más común en nuestra sociedad es el saber puramente mental o teórico. Luego tenemos el conocimiento práctico o por repetición física y mecánica. Un ejemplo de saber mental es el especialista en botánica que sabe cómo funciona una planta. El ejemplo contrario es el jardinero que trabaja con las plantas, las siembra y las cuida. Pero para obtener un verdadero conocimiento debemos también sentir a la planta. Los tres tipos de conocimiento, mental, físico y emocional, son necesarios. Si no se presentan los tres al mismo tiempo el saber es irrelevante e incluso nocivo. Se suele decir que este conocimiento real se llama comprensión y no simple saber. La realidad es una interminable conexión entre las cosas y sus influencias mutuas. La ciencia moderna solo se centra en una parte muy reducida y olvida el resto. El especialista que sabe como armar un avión o una nave espacial no sabe nada de la realidad. No entiende, por ejemplo, los efectos colaterales de su invento en el clima. El que sabe sobre publicidad y propaganda no sabe cómo funciona realmente la conciencia. Y cómo no entienden nada sobre lo inmediato menos entenderán sobre lo lejano. La comprensión de las cosas en su verdadera dimensión depende del ser de cada uno. Y el ser de cada uno depende del esfuerzo que se realiza para despertar la conciencia. Quien cree que leyendo estos textos y viendo estos videos aprende algo no es nada. El ser se logra intentando percibir la realidad con la mente, el cuerpo y el corazón. Si se perciben las cosas con estos tres centros simultáneamente recién se comprende. El percibir con la mente o con el cuerpo no se nos hace tan difícil en nuestra sociedad. Pero tenemos un concepto completamente errado de lo que es el sentimiento. Pensamos que emocionarse con una canción o enamorarse perdidamente es sentir con el corazón. En realidad eso solo es un automatismo producto de la mente actuando en lugar del corazón. Imaginamos que unos pocos sucesos u objetos son lo único que tiene sentido en nuestra vida. Nuestro egoísmo y las costumbres adquiridas nos llevan a sentir deseos, celos y angustia. Creemos ser víctimas de lo que se interpone entre nosotros y lo que decimos amar. Y no aceptamos que buscamos egoístamente halagos inmerecidos y simples placeres físicos. Porque el corazón solo sabe amar y todo lo hace por los otros y para servir a la naturaleza. El verdadero amor no es imaginar lo que siente el otro sino sentir realmente como siente el otro. Pero todo es hablar en vano si no se comprende lo que es sentir con los tres centros. Si no se siente con los tres centros simultáneamente no se comprende nada. Y si no se comprende nada no se puede despertar la verdadera consciencia. Una persona dormida solo sirve de medio para despertar a los demás y hacerlos más conscientes. Y a su muerte la persona dormida solo es útil para que se la coman los gusanos.

"Cuando el saber excede demasiado al ser, se vuelve teórico, abstracto, inaplicable a la vida, aun puede tornarse nocivo, porque en lugar de servir a la vida y de ayudar a la gente en su lucha contra las dificultades que la asaltan, tal saber comienza a complicarlo todo; desde luego, ya no puede aportar sino nuevas dificultades, nuevos problemas y toda clase de calamidades que no existían antes." (G. I. Gurdjieff)