Ayahuasca: Un Contacto Con La Realidad


Se dice que algunas escuelas esotéricas utilizaron sustancias psicoactivas para hacerle ver al discípulo el objetivo de su trabajo. Era como dar un vistazo previo de lo que nos espera antes de llegar a tenerlo para así poder dejar de buscar a ciegas. Sin embargo con el tiempo las costumbres degeneraron y el uso de drogas se convirtió en una especie de distracción sin sentido. En la selva amazónica aun se utilizan plantas de las que se extraen estas sustancias con fines curativos, medicinales y rituales. Aunque son pocos los chamanes que pueden hacernos comprender el verdadero significado de estas experiencias místicas. La más potente de estas infusiones se obtiene de la cocción de la planta Chucruna con la enredadera conocida como Ayahuasca. Al ser ingerida produce diversos efectos aunque la mayoría podrían llamarse imaginarios ya que se asemejan a los sueños lucidos. Es probable que el efecto más conocido de la Ayahuasca sea la vívida percepción de sentimientos e imágenes grabados en la memoria. Permite, además, que fluidos universales inusuales penetren en nosotros generando así la apertura de la consciencia y la agudeza de los sentidos. Las diversas energías que ingresan activan recuerdos e incluso premoniciones que nos muestran de manera cruda nuestra soberbia e incoherencia. En nuestra vida cotidiana vivimos encerrados en preocupaciones arbitrarias que nos absorben y nos impiden tener una visión más amplia. Pensamos que solo es importante lo que nos pasa a nosotros y lo que nos afecta directa o indirectamente, aunque constantemente cambiemos de intereses. Con la Ayahuasca notamos que infinidad de cosas suceden al mismo tiempo y que nuestros anhelos y frustraciones son solo parte de todo. Pero esta experiencia no se limita a lo puramente racional o físico sino que incluye un contenido altamente emocional. Este sentimiento nos permite ponernos en el lugar de un hombre perverso, sentir como una pequeña partícula, o respirar como una galaxia. Aunque sin identificarnos con nada ya que, entendemos también, que nuestro verdadero yo no es lo que pensamos, sentimos o percibimos. No existe nada que sea tuyo, porque en cualquier momento puedes perderlo todo, incluso tu propio ser puede morir y perderse definitivamente. El objetivo de toda enseñanza esotérica es despertar nuestro yo profundo al hacernos comprender nuestra verdadera relación con el universo. Algunas escuelas enseñan danzas sagradas, otras practican la meditación o utilizan sustancias enteógenas para hacernos despertar. Lamentablemente la percepción que aporta la Ayahuasca no es duradera y con el tiempo suele fundirse con nuestros ilusorios sueños cotidianos. Para que esta bebida sagrada nos permita un contacto con la realidad es fundamental estar bien preparado y entender lo que buscamos.